domingo, 17 de mayo de 2015

ORACIÓNS 3ª SEMANA MAIO (18-22 MAIO)

LUNS 18 MAIO. NO NOME DO PAI, DO FILLO E DO  ESPÍRITO SANTO. AMÉN
Los pies de María

Ponerse en camino es sentirse vivo. Cuando nos visita la suerte (en sus diversas formas) ¿qué solemos hacer? Simplemente, comunicarlo.
María, con los pies polvorientos, se puso en camino hacia la casa de su prima Isabel. Salió de su casa. No le importó nada, aunque el evangelio no lo diga, correr riesgos ni dificultades: ¡se puso en camino y se acabó¡
Los pies de María son dinámicos. Se aventuran a perderse en los amplios caminos de la vida para que conozcamos a Jesús.
No nos podemos instalar en la comodidad. Los pies de María, nos invitan a salir de nosotros mismos. A no cerrarnos en los cómodos muros de nuestros problemas o éxitos, alegrías o tristezas.
Salir al encuentro de los demás (y no sólo de los familiares) es hacerles partícipes de nuestros sueños y de nuestras conquistas, de nuestras inquietudes  y también de nuestros fracasos.
No esperemos a que nadie llame a la puerta de nuestro hogar para reclamar o pedir ayuda. La caridad o la delicadeza, cuando surge espontáneamente, tiene hasta más valor.

Presentemos a María nuestros pies. Que estos, lejos de buscar caminos cortos y esquivar miedos, los dirijamos por los caminos que conducen hacia las personas que nos esperan y que, sin nosotros, tal vez no podrán seguir adelante.

ORACIÓN


TUS PIES, MARIA
Caminan con el timón de tu fe
Sorprenden por la rapidez de tu disposición
Avanzan sin tener más horizonte que el llegar para servir.

TUS PIES, MARIA
Apuntan en la dirección que Dios te marca
Corren presurosos para no llegar tarde
Se resienten cuando se detienen,
y sanan cuando peregrinan

TUS PIES, MARIA
No conocen el descanso ni la tregua,
 siempre están en movimiento
avanzan constantemente.

¿Cuales es, María, el secreto de tus pies?
¿No será acaso, María, los hermanos que te esperan?
¿No será, María, que no puedes permanecer sin hacer el bien?

Gracias, María, por venir a visitarme
Como tu prima Isabel
yo también necesito de tus atenciones:
mi corazón anhela una caricia de madre
mis ideas necesitan ser ordenadas
mi cabeza, un regazo donde reposar un momento.
Gracias, María, por poner tus pies en dirección a mi humilde casa. Amén

Rezamos un Ave María

Entusiásmate- Asc B




MARTES 19 MAIO. NO NOME DO PAI, DO FILLO E DO  ESPÍRITO SANTO. AMÉN

El oído de María
Escuchamos la Palabra (del Evangelio de Lucas):
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres.
Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando."
El les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

Reflexión:
Hoy existe una gran crisis en nuestro mundo: se habla mucho y se escucha poco. En el silencio es donde podemos percibir el sonido de nuestra conciencia y el hablar de nuestras almas.
*María, en el silencio, acogió la visita del Angel.
*En el silencio supo contrastar aquellas exigencias que Dios le tenía preparadas.
*En el silencio esperó a Jesús en Belén y, en el silencio, le siguió de cerca y a distancia.
¿Escuchamos con atención la Palabra de Dios?
¿No os parece que, en algunas ocasiones, nos sentamos a la mesa de la Eucaristía sin prestar excesivo interés en lo que nos dice en el Evangelio?
María, entre otras virtudes, cultivó la de "saber escuchar". Por ello mismo supo distinguir la paja del trigo o el mal del bien.
El tiempo de la Pascua es un momento idóneo para escuchar, desde la alegría de la fe en Jesús resucitado, el testimonio de los apóstoles. Ellos, que supieron estar y vivir cerca de Jesús maestro, en los momentos cumbres de su pasión, muerte y resurrección, nos ayudan y nos invitan a estar atentos al mensaje de salvación.
Pidamos, con María, que el Espíritu Santo despierte en nosotros hambre de la Palabra de Dios. Que acudamos a la Eucaristía para escucharla y que, sobre todo, sepamos contrastar nuestra propia existencia con aquello que Dios nos propone a través de su Palabra.
Ante María, en este día, dejamos la Biblia. Queremos ser oyentes de la Palabra.

AVE MARÍA

ORACIÓN

ABRE MI OÍDO, MARIA
Que sepa escuchar el lenguaje del silencio
Que sepa escuchar la Palabra de Jesús
Que sepa distinguir, en el ruido del mundo,
el susurro de Dios.

ABRE MI OÍDO, MARIA
Para que como Tú
me abra sin reservas a Dios
Pueda contemplarle haciendo su voluntad
y servirle con corazón sincero.

ABRE MI OÍDO, MARIA
Que sea sensible a lo que Jesús me pide
Que no viva de espaldas a lo que Dios me ofrece
Que perciba el soplo del Espíritu Santo

ABRE MI OÍDO, MARIA
Y no sea insensible a la voz de Dios
Y no sea duro al clamor humano
Y no sea sordo al eco del Evangelio

ABRE MI OÍDO, MARIA
Para que, cuando me hable Dios,
le diga sinceramente lo que pienso
Para que, cuando me hable Cristo,
me ponga con El, en camino
Para que, cuando irrumpa el Espíritu,
me deje arrastrar por su fuerza poderosa

ABRE MI OÍDO, MARIA
Para que, cuando en el final de mis días,
Dios me llame, pueda contestarle:
reconozco tu voz, voy corriendo, Señor¡
Amén

MÉRCORES 20 MAIO. NO NOME DO PAI, DO FILLO E DO  ESPÍRITO SANTO. AMÉN

Los hombros de María

Multitud de pueblos y de ciudades han visto en María, desde tiempos pretéritos, la fortaleza frente a la adversidad, la defensa ante la debilidad o el apoyo en período de lucha (física y espiritual).
Las palabras del ángel "nada hay imposible para Dios", han cobrado fuerza en la vivencia de los creyentes que, antes, ahora y ojalá mañana, han tenido de María: Dios da lo que se le pide, incluso, lo aparentemente imposible.

-Ella, en el camino de la fe, es un báculo sobre el que nos apoyamos para no ceder en la tentación del abandono.
-Ella, en el camino de la fe, es un buen cirineo que ayuda a llevar la cruz de la enfermedad, la prueba o  el desánimo.
-Ella, María, nos invita a mirar a Dios. A no ceder frente a la arbitrariedad de las cosas ni de los hombres.

El hombro de María, y no es palabrería barata, es  hombro para los hombres.

Miremos a María y dejemos delante de su imagen este bastón. Quiere significar la fuerza y el apoyo (moral y espiritual) que, su presencia, supone en nuestra vida cristiana.

ORACIÓN


HOMBRO PARA EL HOMBRE
María,
Eres refugio en medio de la tormenta
Luz, en medio del cortocircuito de muchos días
Claridad, cuando la confusión
sale a nuestro encuentro.

María,
Eres  hombro en el que merece la pena llorar
Eres  hombro sobre el que se puede apoyar
Eres hombro cuando fallamos las personas
Eres hombro cuando se lucha contra el hambre.

María,
No dejes de ofrecer el hombro a tu pueblo
Sin El, nos costaría más levantarnos
Menos, el apartarnos de Dios
Mas, el orientarnos hacia el cielo
Menos, vivir como quien no vive en la tierra.

María,
Eres hombro para el que busca a Dios
Eres hombro para el  que cree en Jesús
Eres hombro para el que ama
Eres hombro para el que espera
Eres hombro para el que te reza
Eres hombro para el que te canta
Amén



Rezamos un Ave María.




XOVES 21 MAIO. NO NOME DO PAI, DO FILLO E DO  ESPÍRITO SANTO. AMÉN

La mirada de María

La mirada de María, aún siendo nítida y clara, siempre será para nosotros un enigma: nunca llegamos a alcanzar totalmente la profundidad desde la que arranca; la belleza que sus ojos destellan; el brillo que nace de su alma.
Pero, entre todas miradas que nos ofrece María, hay algunas que merecen nuestra contemplación y nuestra reflexión:
*La mirada al Niño. Refleja el fruto de su obediencia y de su generosidad. Ya entonces, desde el pesebre, María supo mirar a Jesús sabiendo que Dios tenía mucho que decir. Lo miró, no solamente con ojos de humanidad, sino con ojos de Madre de Dios.

*La mirada sobre José. Poco nos hablan los evangelios sobre este personaje que cristalizó en sentimientos de amor y de ternura en la vida de María. En momentos de soledad y de prueba, de pobreza y de intimidad, miraría a José con ojos de amiga y de confidente, de compañera y esposa. ¡Qué especiales tuvieron que ser las miradas de María a José!

*La mirada a nosotros
. En el atardecer del Viernes Santo, María, sólo tuvo ojos para Cristo y para Juan. Y, al clavar su mirada en el discípulo amado, los dejó para siempre fijos y clavados en su iglesia; en los millones de hijos e hijas que hemos ido naciendo a lo largo de la historia de nuestro cristianismo.

-Venimos, en este tiempo de la Pascua, porque necesitamos ser mirados por los ojos de la Madre.
-Venimos, en este mes de mayo, porque no podemos vivir sin un rayo de su presencia
-Venimos, en el mes de las flores, porque sus ojos son referencia para los nuestros. Para los que desean mirar con la misma pureza, alegría y bondad que destellan los ojos de María.

Dejamos, delante de Ella, este "colirio". Queremos representar nuestro deseo de ver las cosas con la misma profundidad y nitidez de María.

ORACIÓN


Yo también quisiera poseer, Santa María,
ojos tan lúcidos como los tuyos.
Para comprender el Misterio que te hace grande
Para entender la Palabra que te hizo  feliz
Para no perder los caminos que conducen
a la alegría viva y permanente que brota en el cielo.
Yo también quisiera tener tus ojos, Santa María,
para descubrir definitivamente a Jesús
y no perderlo ante tanto escaparate que la vida me ofrece.
Yo también quisiera tener tus ojos, Santa María,
y por encima de valles y de montes
saber que me espera un horizonte en Dios
con los brazos abiertos.
¿Cómo conseguir tu mirada?
¿Cómo alcanzar tu vista?
¿Cómo mantener la nitidez de tus ojos?
"Sólo con la oración", me respondes Santa María,
se limpian tanto los ojos como el alma
Sólo con la obediencia
se alcanza a ver lo que el mundo niega
Sólo con la confianza
los ojos llegan donde el hombre no atina
Sólo con la sencillez
los ojos traspasan lo que la inteligencia nos dificulta
¡Ayúdame, Santa María!
Dame esos ojos grandes que ven a Dios
Dame esos ojos limpios que contemplan a Cristo
Dame esos ojos penetrados por los rayos del Espíritu
Y, si acaso no puedo,
sólo te pido que no dejes de mirarme.
Amén.

Rezamos un Ave María.



VENRES 22 MAIO. NO NOME DO PAI, DO FILLO E DO  ESPÍRITO SANTO. AMÉN
El amor de María

Amar a Dios y al prójimo, son dos notas contenidas en una misma línea. Es agua recogida en el mismo cántaro.
"Este mandato hemos recibido del Señor: que quien ame a Dios ame también a su hermano" (1Jn 4,21).
María, con sencillez y obediencia, supo guardar el equilibrio entre su afán por las cosas de Dios y, su interés, por las cosas de los hombres.
En este tiempo de la Pascua y celebrando festivamente este mes de mayo, podríamos poner sobre la mesa de nuestra memoria, muchas estampas que nos hablan de la solidaridad de María, de su amor, de su entrega, de su compromiso.
¿Quién no recuerda, aún estando llena de Dios, la visita a su prima Santa Isabel?
¿Quién de los que estamos aquí -delante de Ella- no hemos sentido su ayuda, su apoyo, su mano protectora en más de una ocasión?
¿Sabéis cuál fue el acto más supremo, el más grande de María? No lo pensemos más: dejar que Cristo subiera a la cruz.
¿Cómo andamos nosotros en nuestro compromiso con los demás? ¿Nos echamos atrás ante las necesidades y sufrimientos de los que nos rodean?
Dejemos, a los pies de María, y como signo de nuestra entrega, estas medicinas y vendas. Que nunca nos cansemos de hacer el bien.

ORACIÓN


Quiero ser como Tú, María
con un ojo apuntando al cielo
y, con el otro, no olvidando al hombre

Quiero ser como Tú, María,
con una mano acariciando a Jesús
y, con la otra, meciendo al hombre.

Quiero ser como Tú, María,
elevada en los altares
pero caminando a pie llano en la tierra

Quiero ser como Tú, María,
con dos movimientos en tu corazón:
uno para Dios y, el otro,
regalándose a los hombres.

Quiero ser como Tú, María,
con tres miradas y con tres vértices:
Dios, Jesús y los hombres.

Quiero ser como Tú, María,
llena de Dios pero volcándote en los hombres.

Quiero ser como Tú, María,
elegida por Dios pero sin dar la espalda a los hombres.

Quiero ser como Tú, María,
tan llena de Dios
que siempre tienes lugar
para todos los que te miran y te enaltecen.
Amén.



Rezamos un Ave María

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