lunes, 14 de diciembre de 2015

III SEMANA ADVENTO (14-18 DECEMBRO)



MARTES 15 DE DICIEMBRE

+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
El tercer domingo de Adviento es llamado Gaudete; domingo del gozo, de la alegría; porque ya está cerca el nacimiento del Salvador. No es la alegría risueña, jovial, momentánea, sino la profunda, la existencial.

Reflexión:

Jesús nace pobre, vive pobre…, ama a los pobres…, y sin embargo su Buena Noticia, su Evangelio, es nuestra fuente de felicidad.
¿Qué puedo dejar en mi vida, qué actitud puedo cambiar, para que Jesús nazca en mi corazón?
¿A qué me comprometo en este Adviento? ¿Cómo puedo hacer que otros no mueran de hambre?

Oración:

Ayúdanos, Señor, a reconocer cada día todo lo bueno que nos has dado.
Queremos darte gracias y alabarte de corazón.
Que nuestro compromiso para este Adviento sea el crear fraternidad.
Preparar una mesa donde todos tengan su sitio.
Los ricos junto con los pobres,
pues todos somos tus hijos,
y para todos diste tu pan.
Hoy más que nunca, quiero rezar
esa oración que Jesús nos enseñó.
Quiero hacerla vida como tantos misioneros y misioneras
en los países de misión.
Que venga tu Reino, que se haga tu voluntad.
Cuenta conmigo.

Ø (Canción de Luis Guitarra: Llegaste tú )



MIÉRCOLES 16 DE DICIEMBRE
Ambientación: se espera a que todos los alumnos estén sentados y en silencio.
+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración:
Jesús, hoy nos alegramos
de que hayas querido venir
a vivir en medio de nosotros.
Hoy te pido que vengas a mi casa.
Ven a mis amigos.
Ven a todos los que quiero.
Ven a vivir en mis palabras.
Ven a vivir en mis ojos.
Ven a vivir en mis manos.
Ven a vivir en nuestra tierra a veces tan triste y sin alegría.
Entra, eres bienvenido. Quiero escucharte.
YA ES HORA DE…
(Compartimos en voz alta la frase que más nos haya llamado la atención)

Para la reflexión:
¿No veis que Dios lo llena todo?
¿No veis que Dios está naciendo en cosas sencillas?
¿No sentís que todo habla de Dios?
¿No sentís que Dios está llamando a la puerta?
¿No sentís que Dios tiene un sitio aquí?
¿No sentís su brisa, su trueno, su voz...?


Oración final: Dios te salve María…

JUEVES 17 DE DICIEMBRE

Ambientación: se espera a que todos los alumnos estén sentados y en silencio.
+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
El Adviento es el tiempo de los sueños. Cuando dejamos de soñar dejamos de creer y de ser humanos, de ser fieles a la Palabra de Dios, a la vida.
A veces, en tiempos difíciles, dejamos de soñar: “Yo esperaba más, yo quería más, yo aspiraba a más, yo necesitaba más... más, más…”

Sin embargo, podemos probar a dar gracias… ¡Tenemos tantos motivos! No dejes de soñar… Dios no deja de soñar, por eso nos regala a Jesús. Eso es lo que celebramos este tiempo, que Dios sueña en Jesús otro mundo, por eso se encarna, viene a nosotros… pide permiso para entrar, para hacerse como cada uno de nosotros. Su esperanza es la nuestra.

Vamos a escuchar un cuento, que quizá algunos ya habéis escuchado pero que merece la pena releerlo sacándole el máximo jugo posible. Es el cuento del “Sueño de Dios”:

Un joven se encontró un día delante de una tienda cuyo rótulo decía: "SE VENDEN SUEÑOS".
Lleno de curiosidad, sin pensarlo dos veces, entró en la tienda. ¿Acaso no entraríais vosotros?
¡Vaya desilusión! La tienda estaba vacía: ni mostrador, ni cajas, ni estanterías… Nada de nada.
Estaba a punto de marcharse, cuando por arte de los sueños, apareció una anciana que le preguntó: ¿desea algo?

-       ¡Hola! No, no. O sí, bueno, no sé… Es que he leído lo que ponía en el escaparate, pero veo que andan de reformas.
-       No, no -le sonríe la anciana- es que los sueños los tenemos en el interior. No paran quietos, apenas alguien abre la puerta y ya quieren echar a volar. Le voy a mostrar los tipos de sueños que tenemos, a ver si le gusta alguno y se lo lleva. En esta bolsa tengo medio kilo de sueños con jaqueca. Sí, no pongas esa cara, la gente me los quita de las manos. Estos sueños son los de los macarras: una borrachera, un revolcón, un rollete de fin de semana… Y sueñan y sueñan, pero cuando despiertan tienen un dolor de cabeza que no se tienen. En esta bolsa hay un kilo y medio de sueños con agallas. Éstos los compran los chicos buenos pero al final estos sueños revolucionarios se reducen a poca cosa, una moto o la última moda del mercado.

En esta bolsa hay dos kilos de sueños Light, sueños sin azúcar, sin conservantes pero también sin locura, sin juventud, sin vida.

Finalmente esta última bolsa contiene tres kilos de sueños marineros. Los que compran estos sueños se pasan la vida navegando por la red, sin levantarse de la silla y sin despegar la vista del ordenador. Tengo otros muchos pero…

-       ¿Y cuál es el sueño más grande que tiene, aquel que usted considere más importante?, le preguntó el joven.
-       ¿El sueño más grande? No creo que le interese, pero se lo voy a decir: el sueño más grande es el sueño de Dios.
-       ¿Qué me dice? ¿Y cómo es? ¿Cuánto pesa? ¿Me lo podría mostrar?

La anciana se le acerca y le dice al oído: “el sueño de Dios debe pesar unos 80 kilos”.
-       Qué casualidad, dice el joven, lo mismo que yo.
-       ¿En serio? -sonríe la anciana-. A ver si es que el sueño de Dios es precisamente usted. Y vosotros, abrid bien los ojos que estamos a punto de cerrar la tienda. Venga, afuera todos. ¿O acaso alguno de vosotros quiere adquirir el sueño de Dios?

A lo largo de estos días repítete a ti mismo esta historia… Y piensa que tú eres el sueño de Dios… que Dios te sueña cada día… ¿Te animas a adquirir ese sueño de Dios para ti? ¿Te animas a descubrirlo?

Oración final: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…





VIERNES 18 DE DICIEMBRE
Ambientación: se espera a que todos los alumnos estén sentados y en silencio.
+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Se llamaba Ana. A decir de sus mayores, padres y maestros, lo tenía todo. Todo lo bueno: inteligente, rica, bella, hija única y con un futuro prometedor.
Pronto, en una convivencia, los compañeros de su edad detectaron un pequeño defecto: no sabía convivir porque se creía superior, única, diferente. Aquella tarde, cansada de reuniones, pegó un portazo y se marchó a caminar en solitario por el parque. Llovía. Previsora como era, llevaba un chubasquero. Se lo colocó, capucha incluida. La lluvia azotaba su cara.
Comenzó a caminar de espaldas.
Sólo entonces, sintió una corazonada: Ana, ¿no será así tu vida?... Siempre caminando de espaldas a todos. A ti misma que ni te conoces. A los demás, con quienes no quieres compartir nada. A Dios, que no es nadie en tu vida. ¿Crees que llegarás así muy lejos?
La inteligente Ana se quitó el chubasquero, se dejó empapar por la lluvia y, en su soledad, comenzó a saltar y a gritar:
-       ¡Sí, quiero cambiar! Quiero ser diferente. ¡Señor, si existes, ayúdame!
Cuando regresó al lugar de reunión de sus compañeros, estos intuyeron que algo grande había pasado. Ana sonreía y pedía ayuda. Después de contar la experiencia de su paseo, entendieron lo que es orar: partir de la vida, para volver a la vida, transformados por Jesús.

ORACIÓN
Señor, ayúdame a transformar mi vida.
Enséñame a esperarte,
a prepararte un lugar dentro de mí.

Enséñame a ser un compañero tuyo,
a entender tu silencio
a comprender tus conversaciones calladas.

Enséñame a allanar lo que hay dentro de mí
que impide tu entrada en mi casa,
en el secreto de mi corazón.
Enséñame a ver como tú me ves
para descubrirte presente en los otros.

Haz que pueda hacerte sitio, y hacer nuevo mi corazón. Amén.
Para orar…Permítele a Dios que se encarne, que se haga hombre en ti…. En nosotros…



viernes, 4 de diciembre de 2015

II SEMANA ADVIENTO (9-11 DICIEMBRE)

2ª semana de Adviento: TIEMPO DE CAMBIAR

Nos disponemos a sanear nuestro corazón: a lavarlo de sus manchas y dejarlo preparado al cambio por el Espírito. Nuestra actitud es como la de hacer una mudanza: cambiar lo antiguo por lo nuevo, lo que nos hace tropezar por lo que facilita nuestro camino hacia Jesús.

Jueves 10 de diciembre
+ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
El alumno, según él, había terminado el cuadro. Llamó a su maestro para que lo evaluara y este tras observarlo con detenimiento pidió los pinceles y con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá.
Cuando el maestro le devolvió las pinturas al alumno el cuadro había cambiado notablemente. El alumno quedó asombrado; ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. Casi con reverencia le dijo al maestro:
-¿Cómo es posible que con unos cuantos toques, simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?
-Es que en esos pequeños detalles está el arte.- Contesto el maestro.
Si lo vemos despacio, nos daremos cuenta que todo en la vida son detalles. Los grandes acontecimientos nos deslumbran tanto que a veces nos impiden ver esos pequeños milagros que nos rodean cada día. Un ave que canta, una flor que se abre, el beso de un abuelo en nuestra mejilla, son ejemplos de pequeños detalles que al sumarse pueden hacer diferente nuestra existencia.
Todas las relaciones: familia, matrimonio, noviazgo o amistad se basan en detalles. Nadie espera que cruces el Océano Atlántico por él, aunque probablemente sí, que le hables el día de su cumpleaños. Nadie te pedirá que escales el Monte Everest para probar tu amistad, pero sí, que lo visites durante unos minutos cuando sabes que está enfermo.
Hay quienes se pasan el tiempo esperando una oportunidad para demostrar de forma heroica su amor por alguien. Lo triste es que mientras esperan esa gran ocasión dejan pasar muchas otras, modestas pero significativas.
No desestimes jamás el poder de las cosas pequeñas: una flor, una carta, una palmada en el hombro, una palabra de aliento o unas cuantas líneas en una tarjeta. Todas estas pueden parecer poca cosa, pero no pienses que son insignificantes.
¿Qué esperas entonces? Escribe esa carta, haz esa visita, levanta el teléfono.
Hazlo ahora, mientras la oportunidad aun es tuya. No lo dejes para después por parecerte poca cosa.
En las relaciones no hay cosas pequeñas, únicamente existen las que se hicieron.


¡Oh María sin pecado concebida…! 

Viernes 11 de diciembre
+ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Parábola
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó, y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento: otros, sesenta: otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga.

Reflexión
Jesús utilizó las parábolas para explicar los grandes contenidos de su predicación. De esta manera no excluía a nadie, porque todos podían entenderle. ¿Todos? Bueno, sólo aquellos que tuvieran oídos para escucharle.

¿Quiénes pueden escuchar y entender a Cristo? Principalmente los que no tienen prejuicios, los que tienen un corazón sencillo, los que permiten que el Espíritu Santo les hable en lo más profundo del alma.

¿Guardamos cada día unos momentos para acudir a ese "lago" para escuchar a Dios? ¿Con qué frecuencia tomamos entre las manos las páginas de la Biblia? Es allí, en esa intimidad, en la que Dios nos habla y nos desvela sus secretos.
Es en la oración donde hace que las sencillas palabras impacten en nuestro corazón y nos transformen.

Padre Nuestro…