MARTES 15 DE DICIEMBRE
+ En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
El tercer domingo de Adviento es llamado Gaudete; domingo del gozo, de la alegría; porque ya está cerca el nacimiento del Salvador. No es la alegría risueña, jovial, momentánea, sino la profunda, la existencial.
Reflexión:
Jesús nace pobre, vive pobre…, ama a los pobres…, y sin embargo su
Buena Noticia, su Evangelio, es nuestra fuente de felicidad.
¿Qué puedo dejar en mi vida, qué actitud puedo cambiar, para que
Jesús nazca en mi corazón?
¿A qué me comprometo en este Adviento? ¿Cómo puedo hacer que otros
no mueran de hambre?
Oración:
Ayúdanos,
Señor, a reconocer cada día todo lo bueno que nos has dado.
Queremos
darte gracias y alabarte de corazón.
Que
nuestro compromiso para este Adviento sea el crear fraternidad.
Preparar
una mesa donde todos tengan su sitio.
Los
ricos junto con los pobres,
pues
todos somos tus hijos,
y
para todos diste tu pan.
Hoy
más que nunca, quiero rezar
esa
oración que Jesús nos enseñó.
Quiero
hacerla vida como tantos misioneros y misioneras
en
los países de misión.
Que
venga tu Reino, que se haga tu voluntad.
Cuenta
conmigo.
Ø (Canción de Luis Guitarra: Llegaste
tú )
MIÉRCOLES 16
DE DICIEMBRE
Ambientación: se espera a que todos los alumnos
estén sentados y en silencio.
+ En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración:
Jesús,
hoy nos alegramos
de
que hayas querido venir
a vivir en medio de nosotros.
Hoy te pido que vengas a mi casa.
Ven a mis amigos.
Ven a todos los que quiero.
Ven a vivir en mis palabras.
Ven a vivir en mis ojos.
Ven a vivir en mis manos.
Ven a vivir en nuestra tierra a veces tan
triste y sin alegría.
Entra, eres bienvenido. Quiero escucharte.
YA ES HORA DE…
(Compartimos en voz alta la frase
que más nos haya llamado la atención)
Para la reflexión:
¿No
veis que Dios lo llena todo?
¿No
veis que Dios está naciendo en cosas sencillas?
¿No
sentís que todo habla de Dios?
¿No
sentís que Dios está llamando a la puerta?
¿No
sentís que Dios tiene un sitio aquí?
¿No
sentís su brisa, su trueno, su voz...?
Oración final: Dios te salve María…
JUEVES 17 DE DICIEMBRE
Ambientación: se espera a que todos los alumnos
estén sentados y en silencio.
+ En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
El Adviento es el tiempo de los
sueños. Cuando dejamos de soñar dejamos de creer y de ser humanos, de ser
fieles a la Palabra de Dios, a la vida.
A veces, en tiempos difíciles,
dejamos de soñar: “Yo esperaba más, yo quería más, yo aspiraba a más, yo
necesitaba más... más, más…”
Sin embargo, podemos probar a
dar gracias… ¡Tenemos tantos motivos! No dejes de soñar… Dios
no deja de soñar, por eso nos regala a Jesús. Eso
es lo que celebramos este tiempo, que Dios sueña en Jesús otro mundo, por eso
se encarna, viene a nosotros… pide permiso para entrar, para hacerse como cada
uno de nosotros. Su esperanza es la nuestra.
Vamos a escuchar un cuento, que quizá algunos ya habéis
escuchado pero que merece la pena releerlo sacándole el máximo jugo posible. Es
el cuento del “Sueño de Dios”:
Un joven
se encontró un día delante de una tienda cuyo rótulo decía: "SE VENDEN
SUEÑOS".
Lleno de
curiosidad, sin pensarlo dos veces, entró en la tienda. ¿Acaso no entraríais
vosotros?
¡Vaya
desilusión! La tienda estaba vacía: ni mostrador, ni cajas, ni estanterías…
Nada de nada.
Estaba a
punto de marcharse, cuando por arte de los sueños, apareció una anciana que le
preguntó: ¿desea algo?
- ¡Hola! No, no. O sí, bueno, no sé… Es que he leído
lo que ponía en el escaparate, pero veo que andan de reformas.
-
No,
no -le sonríe la anciana- es que los sueños los tenemos en el interior. No
paran quietos, apenas alguien abre la puerta y ya quieren echar a volar. Le voy
a mostrar los tipos de sueños que tenemos, a ver si le gusta alguno y se lo
lleva. En esta bolsa tengo medio kilo de sueños con jaqueca. Sí, no pongas esa
cara, la gente me los quita de las manos. Estos sueños son los de los macarras:
una borrachera, un revolcón, un rollete de fin de semana… Y sueñan y sueñan, pero
cuando despiertan tienen un dolor de cabeza que no se tienen. En esta bolsa hay
un kilo y medio de sueños con agallas. Éstos los compran los chicos buenos pero
al final estos sueños revolucionarios se reducen a poca cosa, una moto o la
última moda del mercado.
En esta bolsa hay dos kilos de sueños Light, sueños sin azúcar, sin
conservantes pero también sin locura, sin juventud, sin vida.
Finalmente esta última bolsa contiene tres kilos de sueños marineros.
Los que compran estos sueños se pasan la vida navegando por la red, sin
levantarse de la silla y sin despegar la vista del ordenador. Tengo otros
muchos pero…
- ¿Y cuál es el sueño más grande que tiene, aquel que
usted considere más importante?, le preguntó el joven.
- ¿El sueño más grande? No creo que le interese, pero
se lo voy a decir: el sueño más grande es el sueño de Dios.
- ¿Qué me dice? ¿Y cómo es? ¿Cuánto pesa? ¿Me lo
podría mostrar?
La anciana se le acerca y le dice al oído: “el sueño de Dios debe pesar
unos 80 kilos”.
- Qué casualidad, dice el joven, lo mismo que yo.
- ¿En serio? -sonríe la anciana-. A ver si es que el
sueño de Dios es precisamente usted. Y vosotros, abrid bien los ojos que
estamos a punto de cerrar la tienda. Venga, afuera todos. ¿O acaso alguno de
vosotros quiere adquirir el sueño de Dios?
A
lo largo de estos días repítete a ti mismo esta historia… Y piensa que tú eres
el sueño de Dios… que Dios te sueña cada día… ¿Te animas a adquirir ese sueño
de Dios para ti? ¿Te animas a descubrirlo?
Oración final: Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
VIERNES 18 DE DICIEMBRE
Ambientación: se espera a que todos los alumnos
estén sentados y en silencio.
+ En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Se llamaba Ana. A decir de sus
mayores, padres y maestros, lo tenía todo. Todo lo bueno: inteligente, rica,
bella, hija única y con un futuro prometedor.
Pronto,
en una convivencia, los compañeros de su edad detectaron un pequeño defecto: no
sabía convivir porque se creía superior, única, diferente. Aquella tarde,
cansada de reuniones, pegó un portazo y se marchó a caminar en solitario por el
parque. Llovía. Previsora como era, llevaba un chubasquero. Se lo colocó, capucha
incluida. La lluvia azotaba su cara.
Comenzó
a caminar de espaldas.
Sólo
entonces, sintió una corazonada: Ana, ¿no será así tu vida?... Siempre
caminando de espaldas a todos. A ti misma que ni te conoces. A los demás, con
quienes no quieres compartir nada. A Dios, que no es nadie en tu vida. ¿Crees
que llegarás así muy lejos?
La inteligente
Ana se quitó el chubasquero, se dejó empapar por la lluvia y, en su soledad,
comenzó a saltar y a gritar:
-
¡Sí, quiero cambiar! Quiero ser
diferente. ¡Señor, si existes, ayúdame!
Cuando
regresó al lugar de reunión de sus compañeros, estos intuyeron que algo grande
había pasado. Ana sonreía y pedía ayuda. Después de contar la experiencia de su
paseo, entendieron lo que es orar: partir de la vida, para volver a la vida,
transformados por Jesús.
ORACIÓN
Señor, ayúdame a transformar mi
vida.
Enséñame a esperarte,
a prepararte un lugar dentro de
mí.
Enséñame a ser un compañero tuyo,
a entender tu silencio
a comprender tus conversaciones
calladas.
Enséñame a allanar lo que hay
dentro de mí
que impide tu entrada en mi casa,
en el secreto de mi corazón.
Enséñame a ver como tú me ves
para descubrirte presente en los
otros.
Haz que pueda hacerte sitio, y
hacer nuevo mi corazón. Amén.
Para orar…Permítele a Dios que se
encarne, que se haga hombre en ti…. En nosotros…
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