MÉRCORES 6 MAIO. NO NOME DO PAI, DO FILLO E DO ESPÍRITO SANTO. AMÉN
Las manos de María
El
tiempo de Pascua es el tiempo de la alegría. La Resurrección de Jesús ilumina
el ser de nuestra vida cristiana.
Las
manos de María, acogieron en el pesebre, a un Jesús que -siendo Niño- tenía la
grandeza del mismo Dios.
Las
manos de María, sostuvieron al pie de la cruz, a un Jesús que siendo fuerte se
hizo débil por salvarnos.
El
mes de mayo, ayudados por las MANOS DE MARIA, son días para abrir las nuestras
y acoger el fruto de la Pascua: ¡Ha resucitado!
Las
MANOS DE MARIA supieron acoger, acunar, cuidar, alimentar y -en los momentos de
prueba- sostener el cuerpo de Jesús.
Hoy,
además, con las manos de María, tenemos un recuerdo especial por los que
trabajan. Por aquellos que saben ofrecer su esfuerzo y su tesón por completar y
perfeccionar la creación de Dios.
Para
la reflexión:
¿Ofrecemos
nuestras manos a los "nuevos cristos" que salen a nuestro encuentro?
¿Ofrecemos
el trabajo que realizamos para el bien
de las personas gloria?
En
este día, simbolizando el esfuerzo y el trabajo de los hombres y mujeres, ofrecemos María, una paleta de construcción.
ORACIÓN
TUS
MANOS, MARIA
Son
grandes, porque en ellas,
todos
cabemos
Son
pequeñas, porque en ellas,
se
desborda el Misterio de Dios
Son
limpias, porque ellas,
no
conocieron la corrupción
Son
delicadas, porque ellas,
acariciaron
el tesoro más preciado: Jesús
Son
cuidadas, porque ellas,
fueron
bendecidas desde el principio por Dios
Son
orantes, porque ellas,
supieron
juntarse para alabar al Creador
Son
señales, porque ellas,
siempre
nos enseñan el camino hacia Jesús
Son
decididas, porque ellas,
no
se echaron atrás ante las dificultades
Son
amantes, porque ellas,
amaron
con locura
Amén
Rezamos un Ave María
XOVES 6 MAIO. NO NOME DO PAI, DO FILLO E DO ESPÍRITO SANTO. AMÉN
Los ojos de María
¡Ojos que no ven, corazón que no siente!, dice el viejo refrán.
En María, esto no se cumplió. Vivió siempre con los ojos puestos en los planes que Dios tenía preparado para Ella.
En Nazaret, con sus pupilas dilatadas, dijo que "sí". Que, estaba dispuesta, como un cheque en blanco para que Dios firmase cuando quisiera y como quisiera.
En el crecimiento de Jesús, abrió bien los ojos para que, Jesús, anduviese por los caminos que conducían a Dios.
En el final de la vida de Jesús, aún con lágrimas, nunca el sollozo se antepuso a la altura con la que, María, encaró y vivió la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo.
Y es que, María, abrió los ojos para Dios y, además, le brindó todo su corazón. ¿Se puede esperar más por parte de Dios? ¿Pudo dar más una humilde nazarena que a sí misma?
Para la reflexión:
¿Vemos la profundidad de las cosas y de los acontecimientos o nos quedamos en la superficialidad?
¿Somos solidarios cuando contemplamos causas injustas que hacen sufrir?
Presentamos, ante María, unas gafas. Que Dios nos ayude a no perderle de vista.
ORACIÓN
TUS OJOS, MARIA
Son grandes, porque quedaron embelesados
por el anuncio del Angel
Están limpios, por las lágrimas de emoción en el Nacimiento de Cristo
Son risueños, por la juventud y la hermosura de Aquella que los lleva
Son inquietos, porque nunca se cansan de mirar al Hijo
Están sanos, porque siempre miraron en la dirección adecuada
No tienen tensión, porque saben cerrarse ante Aquel que es descanso
No tienen brizna alguna, porque Dios los cuida con amor de Padre
No están ciegos porque, al pie de la cruz,
los mantuviste despiertos
No son insensibles, porque desde la cruz,
Jesús los llamó a ver a los hombres como a sus hijos
No parpadean porque, ante la situación del mundo,
saben que han de estar bien abiertos
No huyen, porque ante el mal tiempo,
han de ayudar a los demás a descubrir el horizonte
Rezamos un Ave María
VENRES 6 MAIO. NO NOME DO PAI, DO FILLO E DO ESPÍRITO SANTO. AMÉN
El Corazón de María
El corazón es el lugar donde, entre otros, guardamos los secretos más íntimos. Es en el corazón donde sufrimos y gozamos, donde disfrutamos y lloramos, desde donde odiamos o nos volcamos amando.
El corazón de María, palpitando en medio de la Pascua, sigue rebosando alegría por la presencia de Jesús Resucitado. Pero, también es verdad que con el anuncio del anciano Simeón, la Virgen preparó su corazón a los contratiempos (en crueles espadas) que la vida y muerte de Jesús de Nazaret, le proporcionó.
Una de las flores que más le gusta a nuestra Madre es, precisamente, el ofrecimiento de nuestro corazón para Dios.
Nunca como hoy tenemos tantas casas y, nunca como hoy, personas que viven sin techo.
Nunca como hoy vivimos tan juntos y, nunca como hoy, marcados por la soledad.
Nunca, como hoy, tan llenos de cosas y con la sensación de que nos falta algo.
Pidamos a María que, en este mes de mayo, y animados por el espíritu pascual, pongamos el corazón en lo que hacemos y en lo que decimos. Pero, sobre todo, que en este mes de mayo inundemos nuestras entrañas con lo que fue grande y decisivo en María: JESUS.
Todo ello lo representamos gráficamente con este corazón.
ORACIÓN
Tu corazón, María,
rebosa agradecimiento.
Tu corazón, María,
desborda de felicidad.
Tu corazón, María,
se siente engrandecido por la presencia de Dios
Tu corazón, María,
ama incluso a aquellos que no te aman
Danos, María:
Un corazón sencillo
para acoger a Dios
Un corazón noble
para sincerarnos con El
Un corazón alegre
para sembrar la ilusión
Un corazón desprendido
para no mirarnos a nosotros mismos
Un corazón conciliador,
para no cerrarnos a los que nos rodean
Y, si por lo que sea,
ves que nuestros corazones
están cerrados con potentes candados:
ven a nuestro encuentro, María,
y rompe los eslabones que nos impiden ser libres.
Rezamos un Ave María
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