sábado, 2 de abril de 2016



Lunes, 4 de abril. 

+ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Hoy festejamos una fiesta muy importante en la familia vicenciana de todo el mundo: el SÍ de María, la Encarnación de Jesús, fecha en que las Hijas de la Caridad renuevan su entrega a Dios. Al igual que María, con valentía y fidelidad vuelven a decirle Sí a Dios. Esta fiesta nos invita a todos nosotros a la generosidad, a pensar en serio qué quiero hacer con mi vida, qué me pide Dios a mí.
María fue una muchacha de su tiempo. Llevó, sin duda, la vida normal de una joven israelita, en el seno de una familia creyente, según los usos y costumbres de su época. Creció con las ilusiones lógicas de su edad y compartió la esperanza de su pueblo en las promesas de Dios.
María era todavía muy joven cuando Dios le propone la noble misión de ser la Madre del Salvador. María con su respuesta pone de manifiesto una gran capacidad de fe, de confianza, de entrega y disponibilidad.

Si ella no hubiera dicho "sí", ¿cómo podría Dios haberse hecho hombre? María no es una semidiosa que concede favores. María es la puerta de entrada de nuestra salvación. Dios nos ama con locura, pero no nos ama por encima de nuestra libertad. El amor solo puede habitar en aquel que lo acepta sin condiciones. La primera en aceptarlo sin mirar las consecuencias fue ella. ¿Admiración? No solo le debemos eso.
Mirándola a ella, podemos ver también lo que hace el amor cuando dices "sí". Lo que Dios logró con ella es lo que puede logar con nosotros.
En ella encontramos el modelo para que nuestra vida tenga éxito. Y es alentador saber que ella no fue nadie especialmente inteligente, excepcionalmente cualificada, distinguidamente importante... Sencilla, pobre, en situación delicada, vulnerable..., pero dijo sí, y dio un vuelco a la historia.
Es una suerte que Dios quisiera venir a nosotros y un alivio que fuera María la que dijo sí.

FELICIDADES A TODAS LAS HIJAS DE LA CARIDAD EN SU DÍA! GRACIAS POR GUIARNOS Y ESTAR SIEMPRE PRESENTES.
Rezamos el Ave María…


Martes, 5 de abril 

+ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

EVANGELIO: Lucas 10, 1.17
“Después de esto, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. (…)
Los setenta y dos volvieron con alegría, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».”

LECTURA

En la última recta del curso queremos crear grupo, juntos, unidos… eso quería Jesús cuando convocó y envió a 72 discípulos. Es una invitación a caminar, pero no solos, sino todos unidos, juntos podemos más.
La expresión “más fuerte” quiere expresar, entre otras cosas, que la FE nos hace personas robustas y fuertes. Está en relación con la experiencia de Pascua y la victoria de Jesucristo (más fuerte que el mal y que la muerte)





ORACIÓN FINAL

Señor, Tú eres mi alegría cuando
comparto y doy algo de mí,
busco el bien de los demás,
procuro buscar la reconciliación.

Señor, Tú eres mi fortaleza cuando
lucho contra el mal y la mentira,
ofrezco y recibo la paz,
cuido a los otros desde la bondad de mi corazón.
Ayúdame a tener la fortaleza que viene de Ti.


 Miércoles, 6 de abril

+ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

TOMÁS

EVANGELIO: Juan 20, 24-29
“Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les con­testó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, est­ando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventura­dos los que crean sin haber visto».”

LECTURA

La adolescencia es una época de cambios, de dudas, de poner muchas cosas de la propia vida “patas arriba”. Es normal que eso ocurra, no hay que asustarse. Eso significa que uno va creciendo, madurando…
Lo anterior no solo afecta al propio cuerpo, a las relaciones con los padres o con los compañeros… También pueden entrar dudas y cambios en la relación con Dios.
Todos tenemos un poco de Tomás dentro de nosotros. Dudamos de que Dios sea Dios. A veces porque no se han hecho las cosas tal y como nosotros hemos pedido en la oración, a veces porque preferimos estar ocupados en lo nuestro y no nos interesa que el mensaje de Jesús nos “complique” la vida… La verdad es que no es extraño que entren dudas.
Lo negativo no es dudar, sino quedarse en esa duda o “despachar” el tema sin pensar… tomando el camino fácil del pasotismo.
Ante las crisis de fe el mejor camino es reflexionar, rezar, preguntar a alguien que pueda darnos datos que nosotros no tengamos. Cuando una crisis se supera, la persona sale fortalecida.
Jesús se puso ante Tomás y le hizo ver que no estaba acertado en sus pensamientos. Pero Jesús también dijo: “dichosos los que crean sin ver”.

REFLEXIÓN:
Piensa en lo que tengas de Tomás… ¿Tienes dudas? ¿Las has tenido?… ¿Qué haces para salir de ellas?


ORACIÓN FINAL
Señor Resucitado,
muéstrate a mí como te has mostrado
a tanta gente a lo largo de la historia.
Ábreme los ojos, permíteme verte
y cambia mi vida.
Ojalá nunca duda de Ti,
pero si lo hago ayúdame a recuperar la fe.


 Jueves, 7 de abril
+ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

María Magdalena

 EVANGELIO: Jn 20, 11.14-16.18
“Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro.
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién bus­cas?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».”

LECTURA

La información sobre María Magdalena en los
evangelios es escasa. De ella se dice que:
·      Alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su predicación en Galilea.
·      Estuvo presente durante la crucifixión de Jesús.
·      En compañía de otras mujeres, fue la primera testigo de la resurrección. Después comunicó la noticia a Pedro y a los demás apóstoles.
También se cree que era la mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación, aunque no se sabe a ciencia cierta.
En cualquier caso, María Magdalena era una discípula de Jesús antes y después de la muerte y resurrección de Éste. Muy probablemente su vida cambió al encontrarse con Él.

REFLEXIÓN
Imagina que no conocieras a Jesús, ¿cambiara en algo tu vida?
Si tu respuesta es que no, te invitamos a conocerle; si dices que sí, agradece a Dios el don de la fe y pídele fuerza y coherencia para ser un buen discípulo/a como María Magdalena.
Ella tuvo la tarea de anunciar a otros que lo había visto. En el fondo esa es la misión todo creyente, comunicar a los demás que Jesús está vivo y lo ha visto con los ojos de su corazón.

ORACIÓN FINAL
María Magdalena,
te pido me ayudes a reconocer a Cristo en mi vida
evitando las ocasiones de pecado.
Ayúdame a lograr una verdadera conversión de corazón
para que pueda demostrar con obras mi amor a Dios
y decir a todos que tengo fe.


Viernes, 8 de abril
+ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Discípulos de Emaús

EVANGELIO: Lc 24, 13-16.28-31
“Aquel mismo día, dos de ellos iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en per­sona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir camin­ando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atar­dece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.”

LECTURA
Los discípulos de Emaús iban caminando con Jesús resucitado pero no se dieron cuenta de que era Él. Solo se les abren los ojos cuando “parte el pan”. Esa expresión significa: “cuando celebraron la Eucaristía”.
Es este sacramento, la Eucaristía, un medio privilegiado para poder encontrarse realmente, cara a cara, con Jesús resucitado. Así lo descubrieron los primeros cristianos y así lo experimentamos también nosotros, cristianos del siglo XXI.
Cada vez que nos reunimos para escuchar la Palabra de Dios y tomar el Cuerpo de Cristo, estamos disfrutando de la presencia de Jesús resucitado… como los discípulos de Emaús.

REFLEXIÓN
Vamos a pensar hoy en el papel que cada uno damos en nuestra vida a la Eucaristía. ¿Suelo participar en ella? ¿Por qué? ¿Qué dificultades tengo?


ORACIÓN FINAL
Gracias, Señor, por buscarme,
por no dejarme solo en el camino.
Me conoces,
sabes que soy presa fácil del desánimo
y que me cuesta verte en la Eucaristía.
Ilumina mi mente y mi corazón
para que sepa descubrirte
y experimente esa cercanía que me llena de paz.




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