EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.
AMÉN
¿Qué cambio necesita el mundo?
El mundo no siempre cambia para mejor. Miremos a nuestro alrededor y observemos. ¿Nos gusta todo lo que vemos o más bien creemos que hay muchas cosas que cambiar? ¿Qué cambiarías del mundo?
Necesidades básicas no atendidas en muchos lugares del planeta: alimentación, educación, sanidad, vivienda, agua... Desequilibrio Norte-Sur Materialismo, Refugiados por las guerras y el odio … ¿???
¿Te crees tú capaz de cambiar todas estas cosas que nos gustaría que cambiaran?
Si miramos al mundo simplemente con nuestros ojos, la tentación puede ser pensar que hay muchas cosas que están mal, y que yo, que soy pequeño, que soy una gotita en el océano, no puedo hacer nada para cambiarlo.
Pero los cristianos no miramos las cosas así; aprendemos a mirar a cada persona y cada situación con otros ojos: las miramos con los ojos de Jesús.
La mirada de Jesús
Jesús, cuando mira al mundo, mira a cada uno de los que estamos en él, y es capaz de ver lo bueno de cada cual y de proponernos el plan perfecto para conseguir lo mejor. Todos estamos bajo su mirada.
1. La llamada
Jesús te ha encontrado un día, te ha mirado y te ha llamado. ¿Cómo? Cada uno tiene su historia. Puede haber sido a través de tus padres, monitores/catequistas, profesores, algún amigo o amiga... Jesús nos mira y nos invita a conocerle y a ser amigos suyos. Porque cada uno elige a sus amigos. Él nos ha elegido como amigos; ahora nosotros
2. El perdón
La mirada de Jesús también llama al arrepentimiento tras haber renegado de Él y de su amistad. La alegría de la amistad de Jesús se puede convertir en llanto, porque a veces hace- mos como si no le conociéramos, nos avergonzamos de Él, pecamos y le negamos. Pero Él nos vuelve a mirar, y con esa mirada cambia nuestro corazón: es la mirada de su perdón.
3. Y la misión
Hay una tercera mirada: esa con la que Jesús pide que le reafirmemos nuestro amor y nos confirma en una misión, una misión que él ha pensado para cada uno. Nos dice: “Si me quieres, haz lo que yo te pido y serás feliz. Tu corazón se llenará de alegría y de amor, tu cora- zón cambiará y harás felices a los que tengas a tu alrededor. ¡Cambiarás el mundo!”.
Jesús, ya resucitado, se aparece a Pedro y le pide ¡tres veces! que le manifieste su amor, como antes tres veces le había negado, lleno de miedo; y tres veces le da una misión
Evangelio Jn 21,15-19
15 Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». 16 Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». 17 Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. 18 En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». 19 Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
MARTES 16 OCTUBRE
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.
AMÉN
El Evangelio produce un cambio real en las personas y en
los pueblos. Promoción humana y evangelización no pueden disociarse.
Los misioneros son un ejemplo de que este cambio es posible,
con acciones concretas que transforman la realidad. El papa Francisco insiste
en que el gran cambio llega a través de cambios pequeños.
EVANGELIO.
Parábola del grano de mostaza (Mt 13,31-32).
"El Reino de los Cielos es semejante al grano de mostaza que
tomó un hombre y lo sembró en su campo; es ciertamente la más pequeña de todas
las semillas, pero cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas, y llega a
ser como un árbol, hasta el punto de que los pájaros del cielo acuden a anidar
en sus ramas"(Mt).
El cartel del Domund 2018 de este
año es un cubo de Rubik que refleja muy bien cómo pequeñas acciones provocan
un gran cambio. Los misioneros son la prueba de que el "Cambia el
mundo" del lema de este Domund se dirige también a ti. ¿Conoces la vida,
la obra o el testimonio de alguno de ellos?
Y yo... ¿qué puedo hacer?
Apoyar el trabajo de
los misioneros desde nuestra vida diaria es posible.
Con la oración. Es posible orar por los misioneros para que puedan
seguir llevando a Jesús a muchas personas.
Con el ofrecimiento. Es posible ofrecer a Dios los dolores o
molestias con que nos encontremos y convertirlos así en una gran ayuda para
los misioneros.
Con tu donativo. Es posible renunciar a vivir siempre pensando en tener
más, para compartir lo nuestro con los misioneros y así ayudarles a seguir
transformando las historias de muchas personas.
ORACIÓN
Señor,
ayúdame a cambiar para cambiar el mundo.
Necesito
renovar el corazón, la mirada,
mis modos
de hacer, para no terminar en un museo.
Y no es
solo renovar lo viejo:
es permitir
que el Espíritu Santo cree algo nuevo.
Señor,
vacíame de mis esquemas
para hacer
sitio a tu Espíritu
y dejar que
sea Él
quien haga
nuevas todas las cosas.
Él nos
envía, nos acompaña, nos inspira;
Él es el
autor de la misión,
y no quiero
domesticarlo ni enjaularlo.
Haz que no
tenga miedo
de la
novedad que viene de Ti,
Señor
Crucificado y Resucitado.
Que mi
misión sea comunicar tu vida,
tu
misericordia, tu santidad.
Enséñame
a amar como Tú para cambiar el mundo. Amén.
MIÉRCOLES 17 OCTUBRE
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.
AMÉN
UNA HISTORIA DE MUCHAS HISTORIAS
Estamos en la semana del DOMUND y este año se nos dice CAMBIA EL MUNDO. Vamos a reflexionar durante estos días sobre esto. Hoy empezamos con el vídeo de la campaña que pone en escena el caso de un misionero español real, que consigue cambiar la historia de muchas personas, codo a codo con ellas, a través del Evangelio. Estas, a su vez, transformarán la vida de quienes les rodean. Es una muestra de que el cambio del mundo es posible.
Este misionero representa a todos los misioneros y misioneras del mundo, en especial a los 12.000 españoles.
Se nos presentan varias historias de personas que han visto transformada su existencia gracias al encuentro con el misionero Patricio Larrosa. Aunque al principio hablan en tercera persona, finalmente se desvela que son ellas mismas las protagonistas de esas historias que han contado. Ellas son la muestra viva de que la misión, el anuncio del Evangelio, cambia vidas.
Reflexión
1. ¿Qué cambio necesita el mundo?
El mundo cambia, pero no siempre progresa. A veces, los cambios nos hacen retroceder e incluso nos "rebajan" como personas. Dios creó el mundo en orden, pero el pecado ha traído el caos.
2. ¿Podemos cambiar el mundo? ¿Cómo?
El cambio del mundo nace de un corazón cambiado, en el que ha entrado Dios. Desde un corazón que ama se sale, de las cuatro paredes del egoísmo, al mundo sin fronteras.
¿Has comprobado alguna vez el efecto "en cadena" de un cambio positivo en ti o en los demás?
¿En qué puede consistir, concretamente, el cambio del corazón? ¿Qué papel juega Jesús en él?
JUEVES 18 OCTUBRE
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.
AMÉN
Un vistazo al mundo
- 2.000 millones de personas viven con menos de dos dólares diarios.
- El número de niños sin escolarizar alcanza la cifra de 325 millones (183 millones de niñas y 142 de niños)
- Casi 1.000 millones de personas carecen de agua potable.
- 2.000 millones de personas carecen de asistencia médica primaria.
- Al año mueren 10 millones de niños de enfermedades... curables.
- En lo que llevamos de siglo XXI han muerto en las guerras de Irak, Afganistán, Somalia y Siria más de dos millones de personas.
- A causa de los conflictos armados o civiles hay unos 22 millones de refugiados.
- Más de cien millones de niños menores de 14 años son explotados y obligados a trabajar.
El mundo cambia, pero ¿progresa siempre, o a veces los cambios nos hacen retroceder e incluso nos “rebajan” como personas?
¿Qué dice Jesús a sus discípulos? ¿Qué nos dice hoy a nosotros?
“Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Mt 25,31.
El cambio del mundo nace de un corazón cambiado. Un corazón cambiado es aquel en el que ha entrado Dios. Desde un corazón que ama se vence el egoísmo, se deja de pensar solo en las necesidades propias y se comienza a pensar en las necesidades de los demás. Se sale de las cuatro paredes del confort al mundo sin fronteras.
A partir de este cambio de corazón y de pensamiento se puede adoptar un compromiso de acción concreto.
A nosotros se nos envía para hacer algo y cambiar las cosas. El mandato de Jesús es “id por el mundo y haced discípulos míos”.
Vamos a ver un fragmento de la película Los miserables. El obispo de Digne muestra que es posible transformar la vida desde el Evangelio. ¿Comprendes su reacción? ¿Es más fácil cuando te pones en el lugar del otro y entiendes su sufrimiento? ¿Sueles hacerlo o prefieres juzgar sin conocer su historia?
ORACIÓN:
Dáme, Señor, como aos misioneiros e misioneiras do mundo,
ás para voar e pés para camiñar ao paso de cada persoa.
Entrega, para "dar a vida" desde a vida, a de cada día.
Infúndenos, Señor, o desexo de darnos e entregarnos,
de deixar a vida no servizo aos débiles.
Señor, fainos construtores da túa vida, propagadores do teu reino.
Axúdanos a poñer a tenda no medio das persoas
para levarlles o tesouro do teu amor que salva. Amén.
VIERNES 19 OCTUBRE
EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO.
AMÉN
El cambio del corazón
¿Sabéis qué cambio necesita en realidad el mundo? El cambio de cada uno de nuestros corazones. Los cristianos miramos al mundo con la mirada de Jesús; sabemos que Él nos ama, y lo demás no es tan importante, porque Él, que es mi amigo y que es el Señor resucitado, nunca me va a abandonar.
Teniendo esta fe en el corazón, nuestra vida cambia. Y si nuestra vida cambia, empezamos a cambiar el mundo.¡Conocer de verdad a Jesucristo y ser su amigo/a cambia el corazón! Y los corazones cambiados son los que cambian el mundo.
No importa lo feo que nos parezca todo, lo malo o lo difícil que sea: Jesús es el Señor, y siempre puede cambiarlo todo ¡si dejamos que entre en nuestro corazón!
Formulamos cada uno un pequeño compromiso para cambiar nuestro corazón y vencer nuestro egoísmo. ¿Cómo puedo hacer que en mi familia, o en el colegio, o en este grupo, o en mi equipo de deporte, o en..., algo cambie y sea mejor? (Tiene que ser un compromiso sencillo y muy concreto, que se pueda revisar fácilmente –“lo he hecho o no”–, a ser posible en una tutoría).
Desde un corazón que sabe que Jesús le ama, se vence el egoísmo, se deja de pensar solo en las necesidades propias y se comienza a pensar en las necesidades de los demás. Por eso el mundo necesita con urgencia a Cristo, nuestro gran amigo, que ha vencido a la muerte y quiere compartir su victoria con nosotros.
Los misioneros lo saben y nos lo enseñan; son un ejemplo de que este cambio es posible. Y de que merece la pena cambiar el corazón y llevar a todos a Jesús para que cambie sus corazones.
Los misioneros y misioneras provocan el cambio en el mundo con su vida entregada. Han ido adonde Jesús les ha enviado para, con sus acciones concretas, más pequeñas o más grandes, cambiar a su vez la realidad de tantas personas y pueblos con los que comparten la vida.
Uniéndonos de corazón a la labor de estos y de todos los misioneros del mundo, rezamos juntos la oración del Domund 2018
ORACIÓN
Señor, ayúdame a cambiar para cambiar el mundo.
Necesito renovar el corazón, la mirada,
mis modos de hacer, para no terminar en un museo.
Y no es solo renovar lo viejo:
es permitir que el Espíritu Santo cree algo nuevo.
Señor, vacíame de mis esquemas
para hacer sitio a tu Espíritu
y dejar que sea Él
quien haga nuevas todas las cosas.
Él nos envía, nos acompaña, nos inspira;
Él es el autor de la misión,
y no quiero domesticarlo ni enjaularlo.
Haz que no tenga miedo
de la novedad que viene de Ti,
Señor Crucificado y Resucitado.
Que mi misión sea comunicar tu vida,
tu misericordia, tu santidad.
Enséñame a amar como Tú para cambiar el mundo. Amén.
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